Artistas

Ulises Mazzucca (Santa Fe, 1997) construyó en los últimos años un universo de grafito, un mundo en blanco y negro poblado de jóvenes que disfrutan y padecen un contexto tan placentero como agresivo. Con voluntad narrativa, sus obras integran pequeños textos, leyendas imaginarias o biográficas, que dan cuenta de lo que el artista llama “una cartografía emocional”: la reunión y el análisis de los afectos y aflicciones que conforman nuestra formación sentimental.

Gimnasia espiritual, su primera exposición en un museo, reúne dos series realizadas en el último año. En una de ellas, los bailes y posiciones de los personajes hacen pensar en un instructivo de prácticas ascéticas o yóguicas. Las pieles magulladas de los personajes y la aparición de figuras fantasmales recuerdan el arte religioso y hacen patente el deseo de expiación, pero sobre todo, evidencian cómo nuestra historia sensible reaparece bajo la forma de la herida.

En la segunda, el velódromo, la pileta o la pista de atletismo sirven como escenario para la transformación de paletas, bochas o bicicletas en armas. Los deportes elegidos, competitivos todos ellos, crean una atmósfera surreal y despiadada, un clima desequilibrado e incierto que en la obra de Mazzucca es también un comentario sobre la vivencia de la precariedad. Sus líneas avanzan fluidas, multiplicando las historias a su paso y complejizando las escenas con una pluralidad de detalles que acercan el dibujo a la ambición de la novela.

Los dibujos de la exposición se proponen rastrear los efectos que los movimientos físicos producen en nuestros sentimientos y, en sentido opuesto, el impacto que nuestros pensamientos y pesares producen en el cuerpo. Así, Mazzucca devuelve en imágenes el relato de cómo puede soportarse el dolor, la alegría, la excitación, la soledad, la vulnerabilidad o la competencia.

El folclore de quien vive
Poder pensar la historia de la humanidad atravesada por la mirada de los artistas nos ha dado un punto de vista posible de quienes somos en este mundo desde la prehistoria y hasta la actualidad. El folclore, la palabra, el arte.

En tiempos de reconfiguración de nuestra historia universal son elocuentes las manifestaciones artísticas para revisitarlas y repensarnos. Analizar las expresiones que quedaron por fuera del mainstream de una sociedad y derrocar teorías que los historiadores y voceros han sabido mal redactar por favoritismo de época o tal vez por no haber contado con medios de comunicación libres para que una sociedad manifieste su modo de pensar y sea percibida; podrían ser motores posibles para narrar la historia de la humanidad de modo colectivo y por qué no emotivo.

Recuperar la emoción de las tradiciones y el folclore de una sociedad en un mundo industrializado y gentrificado es una tarea poética que cuando se manifiesta es merecedora de ser contemplada.

El salto del alma
El artista Ulises Mazzucca expresa en sus obras lo que podría leerse como constelaciones íntimas de una generación que se ocupa de recuperar el vínculo. De lo que cada uno considera propio frente a lo del otro y está dispuesto a compartirlo o por lo menos dejarlo a la vista para construir una historia colectiva.

En una primera impresión uno podría leer estas obras como un libro de viaje, de lirismo romántico, pintoresco y hasta podríamos quedarnos en una superficie que reconozca la sensibilidad o temperatura de un autor manso. Sin embargo en cada una de estas manifestaciones el autor trasgrede la formalidad del acto y nos inunda de emoción, de lo que en su alma atraviesa fuerte, de su propia construcción de ser.

La piel es su territorio. La sangre fluye en caminos llenos de fervientes historias, de marcas tan íntimas como las que solo sabes tú de ti mismo.

La luz y la sombra nos cuentan de la temperatura del lugar, del estado de ánimo de los personajes, de sus humedades y olores. En los cansados rostros, el paso del humo y la grasitud de quien se alimenta del deseo nos inducen al vilo de un sueño que cuando acaba es obra.

La angustia de quedarse solo debajo de una cama o sobre una silla mirando el tiempo pasar en pijama recuerda el profundo calor de una noche de apagones en la que hasta las chicharras parecieran morir de sed.

No hay historias de amor en estas obras,  solo ropa interior desgarrada por el sudor de quien camina en un mismo lugar, en un mismo hogar que con ventanas cerradas no sabe de exteriores, ni caminatas al sol y plazas verdes. El calor de la siesta, el rechinar del piso, la calle en silencio, los juegos simples, el encuentro con uno mismo en estado horizontal, lo inesperado y el latido del corazón son el ritmo de una historia simple que nos golpea la puerta para invitarnos a adentrarnos en la sensibilidad de este joven artista.

En su muestra titulada “En su rodilla un polvo cobrizo”, viviremos como experiencia la certeza de quien sabe de sí mismo los límites del deseo y de la fortaleza como consecuencia de los finales.

¿Cuánto hace que no piensas un final debajo de tu cama?

Abril de 2019.

Hasta hace unos pocos años, su figura era ignota en el campo cultural argentino de las artes visuales. Sin embargo, recientemente, su carrera se desarrolló de manera meteórica hasta consolidarse como un artista reconocido por colegas, curadores y coleccionistas. Ulises nació en la ciudad de Santa Fe en 1997 y estudió Bellas Artes en la Universidad Nacional de Rosario. Sus primeras muestras las realizó en espacios independientes, pero sin duda el primer impulso para su carrera fue quedar seleccionado y becado para el programa federal del Fondo Nacional de las Artes “La Basurita” dictado por Claudia del Río y por Carlos Herrera en 2015. El trabajo con los artistas y curadores le permitió adentrarse en las fluctuantes características del arte contemporáneo.

En 2017 quedó seleccionado en el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Por esta razón, decidió radicarse en Buenos Aires. Llegó con poca plata, algo de ropa y una carpeta con hojas de distintos tamaños con dibujos a grafito. Al principio, la experiencia porteña fue hostil, sin embargo sus amigos y colegas supieron recibirlo y darle hogares temporales. Durante estos años inicia la intervención de mobiliario antiguo – puertas, mesas y sillas-  con esgrafiados, quemaduras y dibujos de cuerpos retorcidos y motivos abstractos. Mazzuca usa el detalle, la rotura y la desprolijidad contenida dentro del marco realizando un gesto de acción o sustracción de la materia que reorganiza su sentido.

La primera galería de arte que lo representó fue Isabel Croxatto. Esta galería chilena, además de organizar una exposición en Santiago, lo llevó a mostrar su obra en ferias de arte de escala internacional, como la Art Central de Hong Kong o la Contemporary Istanbul de Turquía. En este momento, aparecen nuevos soportes y técnicas que persistirán en los años siguientes. El artista heredó de su tía unas cajas de tizas pastel que de inmediato incorporó en su producción sobre papeles de gran formato. Pintó en vibrantes colores a jóvenes con ropa deshilachada y con miradas perturbadas en situaciones de entrecasa. En el trazo se percibe el tiempo, las capas de color, la tiza traspasa su materia a la hoja y los dedos reacomodan las formas de los pigmentos para dejar un rastro de sudor y ADN.

Un hecho que lo acercó a la profesionalización de su práctica fue su inclusión como artista residente en Munar, un espacio de arte con talleres abiertos ubicado en el barrio de La Boca: cualquier curioso que visite su taller lo encontrará produciendo de modo persistente, apenas tomándose unos recreos para describir las técnicas, los colores y los motivos de las obras mientras comparte unos mates. Ulises piensa que “la expansión del dibujo a cualquier material y superficie, trae consigo el legado de recursos callejeros, observación y experiencia en las formas marginales de aparición de la imagen”. La grafía puede aparecer sobre superficies cotidianas como remeras – se puede ver a algunos colegas artistas portándolas- , la carcasa del celular, en una expansión desde los soportes convencionales hacia soportes experimentales. El movimiento es doble: en los cuadros se pintan objetos cotidianos y, en simultáneo, se intervienen esos mismos objetos cotidianos con punzantes y abrasivas técnicas.

En el 2019, realizó la muestra Lágrima impermeable en la Galería Diego Obligado de Rosario. Presentó una estructura de ramas desde donde colgaban una serie de remeras, medias y calzoncillos, que además de estar intervenidas con dibujos, se solidificaron con la forma de la ausencia del cuerpo, luego de sumergirse en cola vinílica y secarse.

Como en todo nicho, a las producciones de arte contemporáneo les cuesta abrirse a la lectura del público no especializado. Las instituciones públicas pueden ser una oportunidad para soportar el desafío de una mirada un poco más ingenua, sin la carga histórica y teórica del conocedor. En su exhibición Gimnasia Espiritual, realizada en el Moderno en el año 2021 y curada por Lucrecia Palacios, presentó esculturas, dibujos en grafito y pinturas en tiza pastel de gran formato. La práctica del yoga – como gimnasia espiritual- se traslada a las posturas de los cuerpos presentados frontalmente en las pinturas, mientras que en los dibujos, caóticos y cargados de detalles, aparecen escenas deportivas, de basquet o tenis.Si bien la mayoría de las obras fueron realizadas específicamente para esta muestra, funcionó como una especie de pequeña retrospectiva del repertorio de técnicas utilizadas por el artista en las que predominan los dibujos en grafito, las tizas pastel y el mobiliario esgrafiado. Un detalle del diseño de montaje fue la intervención de las paredes de la sala con figuras abstractas realizadas con fuego que dialogaban formalmente con las obras exhibidas. La obra de Ulises es de las pocas que tienen el mérito de ser disfrutadas por un amplia gama de espectadores, ya que la figuración permite un acercamiento y una identificación a través de la representación de situaciones cotidianas.

Su última exposición individual en Argentina fue Fuegos Artificiales, realizada en 2022 en la galería Sendrós acompañada por un texto del crítico y curador Alejo Ponce de León. Ulises presentó un site specific de pinturas sobre maderas multiformes flotando en una disposición ovalada en medio del espacio expositivo. Bajo los auspicios de esta misma galería, en marzo de este año, participó de la feria ARCO de Madrid en una área dedicada al arte latinoamericano. Le sacaron una foto con la Primera Dama argentina y vendió todos sus polípticos en pastel.