Prometí hace una eternidad dejar de ser una pupa, una ninfa, una bolsa de órganos,
cuando las condiciones se volvieran favorables para mi maduración.
Acabo de hacer explotar una cantera, parir un hijo, morder las patas de un caballo,
lamer un plato, remendar un saco, encerrar a una mujer, ponerme un ojo, vomitar ectoplasma, abandonar a mi familia, masacrar a mis enemigos, ser aplastada por algo enorme…
Ahora estoy entregada a la espesura intangible de las emociones.
Y este sopor es un estado de permanente atardecer. Voy viajando en un gradiente, pasando de una tonalidad a otra impulsada por una voluntad que no me pertenece, que es compartida, como la música en una fiesta, o una catástrofe.
Tumbada boca arriba en un cauce tan ancho como los sentidos, que por momentos me mece y por momentos me arrastra, veo regadas luminiscencias coloridas, columnas blandas, espirales y manchas. Debajo de la corriente, su refracción es espectral.
Estoy inmersa en esta danza, con sus olas, sus pozos y sus rizaduras. Cada suceso reverbera en mis ojos y en mis vísceras.
Dando bocanadas brutales me extravío en el vaporoso flujo sentimental.
Si pudiera tener control de esta porción limitada de materia que me alberga, ¿sería menos permeable a estos afectos?
___
La epopeya de la crisálida, 2019
Flavia Da Rin
Dirección: Joaquín Cambre / Dirección de fotografía: Alejandra Martín
Producción: Paula Barrios / Cámara: Sergio Chiossone / Asistente: Agustín Intile
MUA: Emilia Correa Luna / Editor: Diego Plastina / VFX: Sebastián Labaque
VFX: Miguel de Aguirre / 3D Art: Mariano Giraud / Música: Emilio Haro
Artista de foley: Violeta Castillo / Grabación y edición de foley: Valentín Piñeyro.
Estudio de foley: Zub Sonido / Instalación de sonido: Guillermo Mozian / Gandhi Equipos