Después de muchos años de un trabajo riguroso y restrictivo, el artista abre un nuevo capítulo en su producción.
“Hay una curva muy famosa en el Autódromo Gálvez que se llama Salotto. Es una curva a fondo.” —Pablo Siquier
La exhibición estará acompañada por un texto de Pablo Katchadjian.
INAUGURACIÓN
Miércoles 10/09, 18h
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No son ni siquiera árboles
Pablo Katchadjian
Uno siempre podría preguntarse, ante cualquier cosa hecha, lo siguiente: ¿qué es lo que quiso hacer y qué es lo que hizo? La respuesta tiene que ser especulativa. Esta muestra, sin embargo, nos da una ventaja en la especulación, porque hay, digamos, dos series: unos pequeños dibujos de árboles y unas enormes pinturas al óleo de motivo menos claro. Yo, que lo sé porque me lo dijo el artista, puedo revelar lo siguiente: Siquier dibujó, sorprendido, esos árboles y de alguna manera, sin entender cómo, llegó a las pinturas. Entonces uno podría decir: quería pintar árboles y le salieron esas pinturas. Pero también, para no saltearnos la especulación, se podría decir: quería pintar esas pinturas y los árboles lo guiaron hasta ahí. Y entonces, frente a las pinturas, uno podría preguntarse: ¿qué hizo?
Lo sorprendente de los árboles es que parecen explicar lo que había antes de que ellos aparecieran. Quiero decir: toda la obra anterior de Siquier, aunque no fuera evidente, se revela ahora como hecha de ramas. O de mimbre, quizá. Quiero decir que estos árboles, para mí, dicen: “Nosotros venimos de ahí, de antes”. Pero si antes había ramas… Hay, como suele ocurrir, un refrán que aporta confusión: “Que el árbol no te impida ver el bosque”.
La secuencia podría ser:
-que las ramas no te impidan ver el árbol
-que el árbol no te impida ver el bosque
-que el bosque no te impida ver…
¿Las ramas? Si fuera así, estaríamos en un horrible loop. ¿Cómo se sale? O aportando velocidad al loop para que todo explote, o respondiendo otra cosa. “Que el bosque no te impida ver que lo que querés ver es otra cosa”. ¿Qué otra cosa? El río, la tierra, el cielo, quizá.
¿Pero por qué tengo que ver el bosque si lo que estoy mirando es un árbol, y cómo me lo va a impedir el árbol si el árbol es el bosque, también, y también las ramas son el bosque? En el loop a gran velocidad todo se fundió y se volvió uno, que es lo que era antes de ser desagregado por la especulación. Y si todo se volvió uno, aparece también uno mismo: que el árbol no te impida verte mirando el árbol.
Entonces podemos llegar a una conclusión. ¿Qué quiso hacer y qué hizo? Miró árboles fascinado, los dibujó fascinado en un cuaderno y enseguida se dio cuenta de que había un problema con la representación, con el espejo. Seguramente Siquier pensó: “Que los dibujos de árboles no me impidan ver los árboles”. ¿Cómo hacer para seguir viendo los árboles? Manteniendo la fascinación, es decir, haciendo cosas sin entenderlas.
Un deseo, para terminar: que los kilos de óleo no te impidan verte mirando los árboles.
