Presentamos la cuarta muestra individual de Julio Grinblatt en la galería: un proyecto que reúne sus series Cast y Doble cero, concluyendo su proyecto Usos de la Fotografía, iniciado en 1994, en un recorrido que dialoga con más de tres décadas de trabajo conceptual y visual.
La muestra estará acompañada con un texto de Iair Rosenkranz.
Julio Grinblatt se incorporó a Ruth Benzacar Galería de Arte en febrero de 2001, y presentó su primera muestra en 2003: Usos de la Fotografía – II / El hombre frente a su torta de cumpleaños. Desde entonces, su práctica artística ha sido una presencia constante y significativa dentro del panorama de la fotografía contemporánea argentina e internacional.
La muestra abre el programa de actividades de la cuarta edición de NODO, Circuito de Galerías de Arte organizado por MERIDIANO, del 8 al 10 de mayo de 2025
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Por Iair Rosenkranz
Una conversación con Julio Grinblatt nunca se empieza; orgánicamente, continúa. Quizás el arte sea el hilo subyacente que nos une a una conversación incesante, fluida como la superficie infinita de una cinta de Möbius, donde los temas se entrelazan—del artista al amigo—sin que podamos distinguir sus costuras. El diálogo es sólo un pretexto para tejer un hipertexto sobre la experiencia, lo humano, la identidad, la pertenencia y el nomadismo. Ontologías del dónde-cómo-cuándo se entrelazan como anillos que se sostienen mutuamente, sin límites definidos, donde cada uno conforma la estructura del otro, y la ausencia de uno desarma el ecosistema entrelazado. Los argumentos, en perpetuo movimiento, persiguen con ansia la imposibilidad de un equilibrio, quizá para siempre.
Usos de la Fotografía –XI/ Cast – Doble cero es otro capítulo dentro de una serie de obras que Julio ha desarrollado a lo largo de los años, con el propósito de taxonomizar la percepción a través de las particularidades del medio fotográfico. Usos se centra en criterios seleccionados por el artista, que reflejan su interés en el desarrollo e investigación de sus obsesiones: el acto fotográfico, la percepción, la impresión, el revelado, el efecto en el observador, el registro, entre otros. En esta iteración, nos sorprende con un sentido común que nos transporta a lugares donde la humanidad vibra, a obviedades que no son tan obvias, al humor y a la ingenuidad del “niño que, cuando era niño” —como notaría Peter Handke— “… no hacía muecas cuando era fotografiado.”
Se especula que uno de los efectos no intencionados de la invención del fuego fue el fortalecimiento de las relaciones humanas, surgidas al compartir una fogata en una noche fría. El calor del fuego no solo brinda abrigo, sino que también actuaba como catalizador de compañía, dando origen a un núcleo social primario con implicaciones para el desarrollo de futuras comunidades. Un valor que, aunque antes no existía, se vuelve tangible y real al ser identificado. Julio nos invita a acercarnos a su obra no como observadores pasivos, sino como una comunidad de participantes activos en un diálogo en constante construcción.
Dentro de la serie Usos, el capítulo VII, titulado simplemente Fotos, Julio organizó en un departamento desocupado una mesa repleta de imágenes de personas queridas del milieu artístico tomadas entre 1985 y 2016 pertenecientes a su archivo personal. Durante tres semanas, recibió a los artistas y sujetos retratados en la serie para compartir la colección. Además de ser el anfitrión y participar en la performance, Julio fue testigo del evento comunitario y de la emoción que emanaba del encuentro con las memorias reflejadas en las imágenes de seres queridos. Lo maravilloso de la performance fue que su efecto emotivo trascendía lo íntimo. Más allá de indexar los usos específicos de un medio en constante evolución, su selección y edición nos sorprenden y nos guían hacia una mirada capaz de revelar un valor que, en estos tiempos de alta contaminación moral, se convierte en un oxígeno esencial para poder respirar.
En este capítulo de la serie se presenta Cast, una obra compuesta por 16 piezas que retratan a una momia adoptando poses de fotógrafo con su cámara Nikon F, inmortalizando su propio acto fotográfico antes de convertirse en un fósil. Los retratos se acompañan de “flipbooks” muybridgeanos que reaniman grotescamente al sujeto, destinado a ser una traza, un vestigio arqueológico. Cast nos transporta a un mundo de asociaciones donde el humor nostálgico y las referencias generacionales se entremezclan con la tragedia de la inevitabilidad del tiempo, documentando gestos que influenciaron nuestra percepción y que hoy son reliquias de una disciplina en constante transformación.
Y justo cuando creemos haber aprendido la lección de los Usos, la serie nos sorprende con un nuevo capítulo: lo que no se enseña, aquello que se revela al observar con curiosidad un accidente. Es el instante en que la belleza del objet trouvé nos toma por sorpresa y la ausencia de lógica nos desconcierta. Así, nos invita al resultado seductor del producto final. La serie 00, compuesta por una serie de imágenes rescatadas en un momento de serendipia de sus archivos, representa una incursión en la intimidad del artista, quien elige compartirla con el observador. Es una ventana indiscreta a un momento del proceso fotográfico, donde el azar toma el control del resultado. Un proceso quizás influido por John Cage: aquello que escapa al control, Julio Grinblatt lo resignifica. Así como Cast va acompañado de un flipbook, 00 se complementa con un montaje digital de las imágenes de la serie en un loop de 30 fotos por segundo que, como un mantra obstinado, nos sumerge en un deambular hipnótico. Un claustro visual que reanima, con movimiento, lo que la imagen congelada añora: un desenlace apropiado para un largo trayecto—en este caso, el de Usos—donde todas las memorias colapsan en un instante, en un lugar, en un Aleph iluminado e iluminando el próximo sendero a seguir.
El procedimiento en la obra de Grinblatt es un acto de exploración visual y conceptual utilizando el medio como herramienta para cuestionar la percepción y el significado de la imagen. Cada una de sus series es un ejercicio de observación profunda, donde el proceso se convierte en parte de la obra en sí: un mecanismo de reflexión, en contraposición al comentario crudo sobre lo efímero que proponen los medios actuales, diseñados para provocar gratificación instantánea, una reacción inmediata que nos distancia de la experiencia. Julio es deseo sin mediación; propone recuperar la experiencia a través de un “reanimar” nuestra percepción. Su trabajo es de rigor conceptual, control técnico casi obsesivo y ejecución impecable.
Usos es una invitación a la experiencia, un escape por unos momentos al parque de diversiones de Truffaut, a un zootropo möbiusiano: donde el observador, desde una galería periférica, se funde en una imagen dinámica poblada por el artista y sus sujetos. La luz, la forma y el movimiento se activan, cobran sentido y nos recuerdan una dimensión humana esencial que nos energiza para enfrentar un mundo al borde de cambios paradigmáticos, donde los argumentos humanos, morales y civiles que antes dábamos por sentados hoy se encuentran al borde de un colapso existencial.